jueves, noviembre 06, 2008

Bendigo la labor nuestra de cada día

Bendigo la labor nuestra de cada día,
bendigo el sueño nuestro de cada noche,
el divino juicio y la caridad divina,
la ley benévola y la ley de bronce,

mi empolvada púrpura, de harapos cubierta...,
mi empolvado bastón, de los rayos hogar,
y asi mismo, Señor, bendigo el pan
en horno ajeno y la paz en casa ajena.



21 de mayo de 1918



Marina Tsvatáieva

Versión de Severo Sarduy (de la traducción de Lola Díaz)


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