domingo, mayo 24, 2009

Espergesia





Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.


Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo. Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.


Yo nací un día
que Díos estuvo enfermo.


Hermano, escucha, escucha...
Bueno.
Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.


Pues yo nací un día
que Díos estuvo enfermo.


Todos saben que vivo,
que mastico... Y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de féretro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.


Todos saben... Y no saben
que la luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el Misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.


Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.


César Vallejo
Poeta peruano nacido en Santiago de Chuco en 1892.
La mezcla de su sangre india y gallega produjo en él un resultado exorbitante, le infundió una inquietud agónica y creó en su espíritu la típica psicología del fugitivo.
Su vida, por eso, fue una muerte lenta, que él sentía caminarle por las venas hasta el punto de presentirla prematuramente. Para escapar a las persecuciones de que fue víctima en el Perú, real o imaginariamente, se marchó a Europa, recorriendo Francia, Rusia y España, en un esfuerzo inaudito por sobrevivir.
Publicó en 1918 «Los Heraldos Negros» y «Trilce» en 1922.
«España, aparta de mí este cáliz» y «Poemas Humanos» , fueron publicados en 1939, después de su muerte.
Después de una vida de estrecheces económicas y tras una larga enfermedad, murió en Paris en 1938. (Tomado de http://amediavoz.com/vallejo.htm )



No hay comentarios: