martes, marzo 01, 2011

La canción del tedio


Señor, tú nos ofreces
 más vino todavía;
aguarda: no lo viertas
en nuestras tazas finas,
mientras te canto el canto
de la Melancolía.
Es el propicio instante
en que se da la dicha,
de nuestros invitados;
en que el reír vacila,
y yerran en la danza
las leves bailarinas,
y hasta las amapolas
sus cálices inclinan.
Es este el gran momento
para excavar ruïnas,
en que mi pecho de hombre
sinceridad destila.
¡Señor! Tuyas son estas
 construcciones magníficas;
mandas cien jinetes;
podas inmensas viñas
que acendran entre sombras
sus perfumadas tintas.
Yo, pobre, solo tengo
este laúd que miras:
él sabe amargas trovas
y lóbregas cantigas
cuando las amapolas
sus cálices inclinan
y van soltando pétalos
en su mudez divina…
Sólo una certidumbre
 tenemos en la vida:
¡morir! A aquellas bocas
que hicieron nuestra dicha
y que besamos ebrios
de amor, llegará el día
de ser un hueco mustio
cubierto de cenizas.
Y esta laúd que ahora
bajo mis dedos vibra,
va a ser –¡y no muy tarde! –
dosel para gallinas.
El tigre holló ayer mismo
las plácidas campiñas
 donde el pez Mang cruzara
las ondas amarillas.
Hoy el coral pletórico
purpura las colinas
que orlaron vïoletas
con sus corolas tímidas.
Escucha: en la montaña
blanca de luna, gritan…
son monos que sollozan,
 los monos que vigilan,
monos que se acurrucan
a llorar en las criptas
abandonadas…
¡Señor! Pues ahora
colmar las tazas finas.



Li Tai Po

Traducción Guillermo Valencia
Guillermo Valencia. Obras poéticas completas. Ed. Aguilar. Madrid. España. 1952

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