viernes, abril 15, 2011

La danza de los dioses



Puse mi alma toda entera
en una férvida canción,
y la canté a los hombres, y ellos
rïeron al oír mi voz.
Tomé el laúd y fuime alegre
hasta la cima, casi astral,
de un monte. Allí para los dioses
soltó mi pecho su cantar.
(Era la misma canción férvida
que los hombres oyeron ya).
Moría el sol. Mi ritmo alado
movió a los dioses a danzar,
entre las nubes que sangraban
sobre la azul inmensidad.

Li Tai Po

Traducción: Guillermo Valencia
Guillermo Valencia. Obras poéticas completas. Catay. Temas árabes. Ed. Aguilar. 2ª. Ed. Madrid, España. 1952

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