Amanece con pelo largo el día curvo de las
mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente
a nuestras casas!
De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde
dormiremos
–toda la atropellada ruta de nuestras vidas–
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no
vio, ni oyó las floridas avenidas postradas de pena de Londres)
Nosotras queremos ver y oler las flores.
Queremos flores de los que no se alegraron cuando
nacimos hembras en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el
clítoris y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al
colegio, para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche y nos
tapó la boca para violarnos, mientras nuestra madre dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el
trabajo más pesado y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos
embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte
forzándonos a parir a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal
pensamiento obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un
hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por
brujas y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida
del mes
Queremos flores de las que intrigan y levantan
falsos testimonios
Flores de las que se ensañan contra sus hijas,
sus madres y sus nueras y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo
género
Tantas flores serían necesarias para secar los
húmedos pantanos donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que
surgir.
Amanece con pelo largo el día curvo de las
mujeres.
Queremos flores hoy. Cuánto nos corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.
Gioconda Belli
No hay comentarios:
Publicar un comentario