sábado, enero 03, 2009
Rogerio Tenorio Sanclemente
Patria de mi canción
Patria de mi canción, corazón mío,
medidor de mi angustia y desconsuelo;
lámpara en la penumbra del desvelo,
principio y fin de todo desvarío.
Cauce sangriento que contiene un río
que ignora dónde va; ángel sin cielo,
ave sin árbol; corazón, tu anhelo,
es todo tu principio y tu desvío.
Timonel sin timón, mañana oscura,
caracol en el mar de la amargura,
estás cansado sin haber vivido.
¡Corazón! ¡Corazón! Ala sin ave,
te dormirás sin descifrar la clave
de la desigualdad de tu latido.
Mujer como palmera estremecida
Mujer como palmera estremecida.
Intacta rosa en actitud de espera.
Paloma en vuelo ciego, reverberas
al fuego de pasión en ti nacida.
Concéntrica, angustiada, definida,
tu sangre en raudo pugilato impera
sobre tu voz, y está tu cabellera
por las manos del aire sostenida.
Exacta en la elación. Equidistante
entre cielo y arcilla. Ya delante
del límite del sueño estás viviendo.
Misterio de mujer ésta que mira,
y que mirando sin cesar no mira
más que a su propio corazón latiendo.
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