Suelen decirme –a manera de crítica– que vivo en la Luna.
¿Les he dicho yo –a manera de crítica– que viven en La Tierra?
Cada uno tiene que vivir en algún astro, a no ser que él mismo
sea un asteroide.
Si ustedes viven en la Tierra y yo vivo en la Luna, quiere decir
que somos vecinos.
Vecinos míos: vuestra Tierra se ve amenazadora allá en lo alto.
¿Qué nueva guerra estáis tramando?
Prestadme una ramita de culantro para adornar mi sopa.
Comeré a vuestro nombre pero a mi buen provecho.
"FELICITACIONES FELIZ CUMPLEAÑOS STOP
RECUERDA CUANTO TE GUSTABA EL CULANTRO
CUANDO ESTABAS EN CASA STOP ENRIQUE Y YO
TE ECHAMOS MUCHO DE MENOS STOP
BENDÍGOTE AMALIA"
Aquí en la Luna se vive supremamente bien. Os veo rodar a mi
alrededor en esa bola de tierra que va dando tumbos por el
universo sin sentido y sin seso.
Y yo estoy aquí confortablemente iluminado meciéndome en el
espacio sideral como en una hamaca de oro,
Vuestra pobre Tierra trastabillando en el infinito y pidiendo
limosna entre los astros.
El Señor Jehová viene a hacerme la visita en la Luna nueva,
Y se queda toda la tarde aspirando el incienso que le ofrezco en
un potecito,
Porque desde que se jubiló quedó eternamente enviciado con el
humo del incienso.
Las conversaciones del Señor Jehová exceden todo límite de
hermosura,
Y luego se despide majestuosa y cortésmente, porque tiene la
piel tan delicada que no puede dormir sobre el esponjoso
polvillo de la Luna.
El Señor Jehová me trajo un pastel de chocolate que quién sabe
de dónde lo tomaría.
Debió haber sido de la Casa Blanca, porque estaba adornado
con el signo U$A.
¡El Señor Jehová hace unas cosas!
Aquí en mi Luna me paso los días cantando,
Los felices días del Universo en el coro de las estrellas.
El Señor Jehová no me cobra el arrendamiento ni me manda la
factura de la luz.
Me dice que está muy disgustado con los que venden el agua, el
aire y la luz en esa Tierra desgraciada –y la señala repetidamente
con el dedo.
Si yo no me hubiera venido a vivir en la Luna ya me habría
muerto en vuestra Tierra inhóspita y cicatera,
A la que el Señor Jehová le tiene tanta lástima como a un hijo
deforme.
Yo no le pregunto nada al Señor Jehová porque Él se
maravillaría de que le preguntase algo.
El Señor Jehová, amablemente, me anuncia su visita con tres
días de anticipación,
Y yo salgo a recibirlo radiante y alborozado.
Cuando lo veo venir, parecido a Walt Whitman, le lanzo gritos
jubilosos para que sepa que lo espero con gusto,
Y cuando llega y me abraza me siento tan contento como un
cohete que estalla.
Le he quitado a la Luna las banderillas que le clavaron rusos y
norteamericanos,
Y le he puesto un poco de tintura de yodo en las heridas, para
que cicatrice.
La Luna es un torito virgen que muge por el cielo; el hocico le
huele a leche de nube.
Yo no voy a permitir que los gringos y los rusos me lo toreen.
La Tierra lleva a la Luna de la mano a dar un paseo por el
Universo, la Luna que es su hija pequeñita.
La Tierra le da de mamar a la Luna, el seno cubierto con sus
chales de nubes.
Como dicen que la Luna anda desnuda, yo le pido a mi mujer
que se enlune, que se alune, que se deslune, que me enlunice.
Lo que más falta me hace en la Luna son las noches de Luna,
Cuando la Luna perfuma las noches de la Tierra.
La Tierra que adivina el porvenir en la bola de la Luna.
La Tierra que se mira en el espejo de la Luna.
La Luna recubierta con espato de Islandia.
Vecinos míos: el hijo de la Tierra en la Luna se marea,
La Luna se tambalea, se bambolea, se menea.
Yo no puedo sentirme como en mi casa en esta Luna.
Si no mandáis por mí, me arrojaré de cabeza.
Jaime Jaramillo Escobar
No hay comentarios:
Publicar un comentario