El gato se acomoda
en el hueco del sueño.
Lo miro con tristeza
porque dormirse
es lo mismo que perder un mundo.
Indolente
estila posturas dentro de su forma
como esculpiendo
fugitivas figuras
de gatos
Oigo el tardo
envolver el ovillo de su música.
Y esto he comprendido.
A la hora en que los gatos duermen
-afuera- en los tejados
andan las sombras solas.
Gatos negros
que caen de la luna.
Luis Vidales
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