1. Al despertar encontraba su mensaje en la mano de
la mañana.
Como no aprendí a leer no sé lo que me diría.
Siga el sabio entre sus libros. Nada le
preguntaré.
Y, ¿acaso el sabio podría comprenderlo?
2. Llevaré la carta a mi frente y luego la apretaré
contra mi corazón.
Cuando llegue la noche y asomen las estrellas una
a una, la abriré
sobre mis rodillas, la miraré, cerraré los ojos y me
quedaré silencioso.
Las hojas, entre luna y secreteo, me la leerán con
su fina voz; el río pasará
tarareando la letra de mi carta; y las siete
estrellas del conocimiento me la
cantarán por los cielos.
Sin embargo, no encuentro exactamente lo que
busco; no comprendo bien
lo que quisiera aprender; pero este mensaje que no he
sabido descifrar me hace
dulce y alegre la jornada y mi pensamiento se ha
trocado en melodía.
Rabindranath Tagore
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