viernes, diciembre 23, 2011

El Lector



¿Quién le conoce, a éste que bajó
su rostro, desde un ser hacia un segundo ser,
a quien sólo el veloz pasar páginas plenas
a veces interrumpe con violencia ?

Ni siquiera su madre estaría segura
de si él es el que allí lee algo, empapado
de su sombra. Y nosotros, que teníamos horas,
¿qué sabemos de cuánto se le desvaneció

hasta que, con esfuerzo, alzó la vista?
cargando sobre sí lo que, abajo, en el libro,
sucedía, y con ojos dadivosos, que en vez
de tomar, se topaban a un mundo pleno y listo :

como niños callados que jugaban a solas
y, de pronto, vivencian lo existente;
mas sus rasgos, que estaban ordenados,
quedaron alterados para siempre .

Rainer Maria Rilke

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