viernes, diciembre 23, 2011

Nocturno




Indolente, el laúd en la mano,
descorrió la cortina de perlas
para hacer que inundara su alcoba
el perfume de la primavera;
mas la luna miróla al punto
sólo el tedio colóse por ella.
Y evocó la dulzura ya ida
 –contra el brazo la fina cabeza–
de un jardín azuloso de luna
donde oyó de su amor las promesas.

Wan Thacng Ling

Traducción Guillermo Valencia
Guillermo Valencia. Obras poéticas completas. Ed. Aguilar. Madrid. España. 1952

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