En mi mente siempre hay un laúd en llamas
que camina por los bosques.
¿Qué atroz sensibilidad, qué artesano inverosímil
en las sombras, qué manos prodigiosas moldearon
los sonidos de ese laúd que desde niña me acompaña?
Escucho desde mi caracola al ebrio laúd de las mareas,
a ese amanuense de los sentidos del que no hablan
los aldeanos; vibran sus cuerdas templadas por el Sur,
enrojecidas, quemadas por los siglos.
Kathalina Romero
que camina por los bosques.
¿Qué atroz sensibilidad, qué artesano inverosímil
en las sombras, qué manos prodigiosas moldearon
los sonidos de ese laúd que desde niña me acompaña?
Escucho desde mi caracola al ebrio laúd de las mareas,
a ese amanuense de los sentidos del que no hablan
los aldeanos; vibran sus cuerdas templadas por el Sur,
enrojecidas, quemadas por los siglos.
Kathalina Romero
Tomado de facebook
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