lunes, julio 29, 2013

Algo hermoso termina


Duélete:
como una vieja estrella fatigada
te ha dejado la luz. Y la criatura
que iluminabas
(y que iluminaba tus ojos ciegos a las nimias cosas
del mundo)
ha vuelto a ser mortal
Todo recobra
su densidad, su peso, su volumen,
ese pobre equilibrio que sostiene
tu nuevo invierno. Alégrate.
Tus vísceras ahora son otra vez tus vísceras
y no crudo alimento de zozobras.
Ya no eres ese dios ebrio e incierto
que te fue dado ser. Muerde
el hueso que te dan,
llega a su médula,
recoge las migajas que deja la memoria


Piedad Bonnett

de Las tretas del débil (2008)

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