lunes, julio 08, 2013

Galileo


                                                        En alguna luna de 1609

"Oh rosa mía gentille "…alba mía,
laudaba en su laúd, enamorado,
por calle angosta de la mercería,
cuando Bianca Capello había pasado.
El hijo del pañero, fiel, abría
la pirámide al centro figurado
y en la balanza de agua sumergía
el sol en la jofaina asoleado.
Una noche de Padua a la hora lumbre,
solo y más solo en la vigilia pura,
vio el milagro acercado de la cumbre
y la hondonada sombra de la albura.
Y contempló la luna en mansedumbre
como una rosa ungida en la espesura.
2002

Marga López Díaz

Del libro La nave de Nasicaa, Colección las ofrendas, Universidad del Valle, Cali, Colombia, septiembre 2011


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