Te hablo y mis palabras
se rompen en el borde de tu sueño,
se entretejen con él,
se mudan.
Me das la mano
y no recibo tu mano en mi sueño,
porque allí no penetra tu mano
que se hace otra para ser mía.
Alguien dice algo según su sueño
y alguien otro lo oye desde el suyo.
Alguien entrega algo a algún otro
y este otro recibe otro algo.
Si me contaras tu secreto
no lo comprendería.
Paso mi palma delante de tus ojos
y no me reconoces.
José Manuel Arango
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